Escrito por Rosa Castro. Responsable de investigación en UTEPSA
Miles de bebés mueren cada día en el propio vientre materno. Miedo, rechazo familiar, escasez de recursos económicos, abandono o coacción de la propia pareja son las palancas que accionan el bisturí del médico que corta la vida de embriones que todavía no tienen nombre pero sí un corazón que late. Gracias a la ciencia se puede apreciar cómo desde el momento de la concepción se forman las primeras células vivas como el cigoto, el blastocito y la mórula, luego el embrión y el feto. El embrión y el feto son un individuo biológico con potencial evolutivo y no mero tejido materno.
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